El primer McDonald’s en Rusia: un símbolo de cambio histórico
Una atracción global para la Generación Z
Uno de los pasatiempos favoritos de los jóvenes viajeros de la Generación Z es visitar McDonald’s en distintos países para comparar los menús. Aunque los clásicos como la Big Mac, Coca-Cola y papas grandes se mantienen, cada país introduce productos locales: macarons en Francia, arroz con curry en Singapur, espaguetis con tomate en Filipinas, McGazpacho en España y snacks de gambas en Rusia. No obstante, en este último país, todo cambió en 2022.
El cierre de McDonald’s en Rusia tras la invasión de Ucrania
En respuesta a la invasión rusa a Ucrania, McDonald’s cerró 850 locales en Rusia en 2022, siguiendo los pasos de otras compañías estadounidenses como Starbucks y Coca-Cola. Meses después, Oleg Paroev fundó Vkusno i Tochka (“Delicioso y punto”), una marca local que imitó a McDonald’s, pero no pudo igualar el fenómeno original.
El furor de 1990: McDonald’s llega a Moscú
La historia comenzó el 31 de enero de 1990. En plena perestroika y poco después de la caída del Muro de Berlín, miles de moscovitas hacían cola, a temperaturas bajo cero, frente al nuevo restaurante de la plaza Pushkin. Algunos esperaban desde las cuatro de la mañana para probar por primera vez una hamburguesa al estilo americano.
Aquel día, 30.000 personas fueron atendidas por 630 empleados cuidadosamente seleccionados entre 27.000 solicitantes. Era el McDonald’s más grande del mundo en su época. Sonreír era parte obligatoria del entrenamiento del personal, algo que confundía a los clientes acostumbrados a un trato más serio.
El arquitecto del proyecto: George Cohon
El responsable de llevar McDonald’s a la URSS fue George Cohon, presidente de McDonald’s Canadá. En su libro To Russia With Fries, con prólogo del mismísimo Mijaíl Gorbachov, narró la compleja logística del proyecto, que implicó una inversión de 50 millones de dólares y la construcción de una planta alimentaria en las afueras de Moscú.
La planta producía 14.000 panes y 10.000 hamburguesas por hora, además de tres toneladas diarias de papas fritas congeladas, lo que permitió a McDonald’s controlar su cadena de suministro localmente.
Una hamburguesa con carga política
Un menú completo costaba lo equivalente a medio día de salario para un trabajador medio moscovita. A pesar de su precio, era accesible como una indulgencia ocasional. Más allá de lo gastronómico, para muchos representaba un acto de apertura política y cultural hacia Occidente.
Según Grace Dean, de Business Insider, “la juventud rusa vio aquel primer McDonald’s como un símbolo de modernidad, libertad y conexión con la cultura estadounidense”. Para los conservadores soviéticos, en cambio, fue una señal del inminente colapso del sistema socialista.
El legado del McDonald’s de Moscú
Durante décadas, el McDonald’s de la plaza Pushkin fue un ícono urbano y un punto de encuentro generacional. Aquella famosa frase, impresa en panfletos repartidos en las calles de Moscú, lo resumía todo:
“Si no puedes ir a Estados Unidos, ven al McDonald’s de Moscú.”
Aunque hoy McDonald’s ya no opera en Rusia, su impacto histórico y simbólico sigue siendo recordado como una bisagra cultural entre el mundo soviético y el occidental.