La Guerra Civil española: cómo las campañas en Marruecos forjaron a los militares del 36

¿Sabías que la Guerra Civil española no comenzó en 1936, sino mucho antes en las montañas del Rif?
El ensayo La Guerra Civil que vino de África, del historiador y militar Joaquín Rivera Chamorro, revela cómo las campañas coloniales en Marruecos moldearon a toda una generación de oficiales que años después protagonizarían uno de los conflictos más sangrientos de la historia de España.

Durante el periodo del protectorado español en Marruecos (1909-1927), surgió un nuevo tipo de militar: el africanista, un oficial curtido en combate, ascendido por méritos de guerra, y alejado del parlamentarismo civil. Estos hombres, entre ellos Francisco Franco, Millán Astray, Miaja, Sanjurjo y Vicente Rojo, vivieron una experiencia que marcaría su visión del poder, la disciplina y el país.

Del caos del siglo XIX al laboratorio colonial

Tras el desastre del siglo XIX, el Ejército español fue reorganizado, pero aún arrastraba profundas deficiencias. La conscripción era redimible con dinero, lo que generaba desigualdad social. Entre 1880 y 1884, más de 7.000 soldados murieron en hospitales militares, no por guerra, sino por enfermedades como la viruela o el sarampión.

Con un escalafón militar estancado, muchos jóvenes oficiales vieron en Marruecos una oportunidad de ascenso rápido. Así nació el conflicto entre junteros (legalistas) y africanistas (combatientes), que fracturó al Ejército por dentro. Mientras los primeros defendían la antigüedad como criterio de ascenso, los segundos se consideraban una élite profesional ganada en el campo de batalla.

Marruecos: el escenario de la transformación militar

El protectorado fue mucho más que una guerra colonial. Fue un campo de entrenamiento para la guerra moderna, donde los oficiales aprendieron a combatir a un enemigo resistente, tribal y montañoso. Esa lógica bélica se trasladó luego al territorio español, cuando el Ejército asumió funciones de orden público, enfrentando huelgas, atentados y movimientos obreros.

La figura del enemigo interior se consolidó en esta época, y con ella una visión militarista que se imponía frente al debilitado poder civil.

La guerra de Margallo y el nacimiento del mito

Uno de los episodios clave fue la guerra de Margallo (1893-1894), donde destacó Miguel Primo de Rivera, entonces teniente. Su heroísmo al recuperar piezas de artillería bajo fuego enemigo fue ilustrado por la prensa y recompensado con ascensos y medallas. Este tipo de gestas cimentó lo que Rivera llama el “orgullo de promoción”, una camaradería de academia reforzada por la experiencia en combate.

De África a la Guerra Civil

Más allá de las ideologías, el africanismo fue una cultura militar basada en la acción directa, el desprecio por lo civil y la creencia en el mérito bélico. Cuando en 1936 se produjo el golpe de Estado contra la Segunda República, la fractura ya estaba sembrada desde décadas antes.

Como señala Rivera, África no solo fue un campo de batalla, sino el verdadero origen psicológico, simbólico y táctico de la Guerra Civil española.

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